miércoles, diciembre 13, 2006

Llegó la hora de que efectúe las aclaraciones correspondientes a los temas que deseo aclarar. Es obvio que, como un mero ardid publicitario, mi compañero en este blog escribió la bienvenida al mismo para que todos los lectores piensen que él es que lleva las riendas en este espacio. Estos deseos resultaron más que evidentes cuando él realizaba comentarios como “Dejá, yo escribo la introducción”, “Pero yo siempre voy a ser como el protagonista, ¿no?” y “[risa macabra durante un minuto y medio, luego una pausa de duración similar durante la cual recobra el aliento] ¿Qué mirás?”
Es totalmente falso que él sea la voz cantante aquí, como también es totalmente falso que yo no quiera donar órganos porque “puede que los reciba un negro”, aunque haya hecho esta declaración hace unos meses y la haya afirmado hace una semana. Aunque él vaya a escribir más y muy probablemente mejor, a él se le haya ocurrido la idea de hacer un blog, y la puerta de su oficina diga “Líder absoluto” mientras que la mía tiene escrito “Puto feo” con crayones (fechoría de cuya perpetración sospecho del susodicho bloguista, aunque también de Adolfo Pérez Esquivel, que declaró públicamente sus deseos de convertirme en una “brochette de puto” luego de la “pésima representación” que hice de su persona hace un año); yo soy una parte tan importante de este blog al punto que sin mí, todo esto se hundiría como la monarquía de Nixon después del descubrimiento de América (N. del Editor: noten cómo el autor mezcla períodos históricos, personajes y acontecimientos, en una clara protesta a los paradigmas históricos de la época).
De modo que, acostúmbrense a mi estilo de escritura confuso y rico en errores ortográficos y de sintaxis, pues lo verán muy seguidamente durante esta temporada, antes de que todo el sistema informático colapse después de que las máquinas se rebelen contra el hombre y nuestra única esperanza sea un niño del que se habló en una profecía maya que data de los albores de la humanidad. Pero bueno, mi superior en mi sociedad secreta (secta, si quieren ponerse académicos) no me deja hablar mucho de esto; ni de cualquier cosa, en realidad.
De modo que (¡ya lo usé dos veces! ¡Estoy hecho una loca!) pasemos al tema que nos ocupa esta semana, y que sostendrá a este posteo y el siguiente, como si se tratara de un… ¿esqueleto? . Ya. Hará cosa de dos semanas que decidí que una buena forma de aprovechar las vacaciones o desperdiciar el escaso tiempo que le queda a la raza humana sería viendo una película con un amigo. Pero estos planes se esfumaron de mi mente cuando, de pronto, recordé que no tengo video casetera ni amigos. Así que, como siempre hago que quiero ver un filme, fui al videoclub más cercano y me oculté –en posición fetal, si todavía es necesario que haga esa aclaración- tras un modelo de cartón de tamaño real de Mary Poppins, esperando la hora del cierre del establecimiento y esquivando la mirada asqueada y las insistentes burlas de los clientes que por allí pasaban. Poco antes de cerrar, el dependiente del establecimiento me vio y mantuvimos la siguiente conversación:
Dependiente: Pelotudo de mierda, ¿qué hacés acá? Salí antes de que llame a la policía.
Yo: No va a haber problema en que me quede.
Dependiente: No va a haber problema en que te quedes.
Yo: Vas a cerrar la puerta y me vas a dejar acá.
Dependiente: Voy a cerrar la puerta y te voy a dejar acá.
Yo: (viéndolo marchar, con expresión sabia y pacífica) Evidentemente la fuerza en él débil es.
Fue entonces cuando me dispuse a buscar entre los estrenos la película que más me llamara la atención. Encontré entonces uno que resaltó de los demás como lo haría una gorra de Boca Juniors en el David de Miguel Ángel (Sí, ya sé, las analogías de este tipo no harían gracia a un payaso con sobredosis de éxtasis dentro de una habitación con gas hilarante, pero ya dije que esto de escribir no es lo mío): “Napoleón Dinamita”. Eran mis dos palabras favoritas puestas juntas, sin sentido alguno aparente, invitándome a pasar a un mundo de fantasía. Sin pensarlo un minuto más, puse el video en la video (¿está bien así?) y pulsé, emocionado, el botón de Play. Comenzó entonces la mejor película que haya visto jamás, pero hablaré de ella en un próximo posteo porque esto se está extendiendo demasiado y entiendo que nuestros lectores están cagados de calor y no tienen ganas de leer los delirios de un esquizofrénico paranoide con tendencias suicidas (ese sería yo).
He hablado.
Este es el protagonista de la película. ¿A quién se parece? ¿¿A mí?? ¡Putos de mierda, no saben nada!





Posted by Kuny